Van Gogh
"Te
pareces tanto a mí… o a mi otro yo. Tanto, que confundo los pretextos de tus
sienes, con un sinfín de engaños que me desgarran. No sé diferenciar la brecha
que separan tus palabras de mis actos parcialmente involuntarios – y nublados-
, sin que una celda me ate a un recuerdo mudo.
Siento
tu ausencia como vértigo abisal, como un arranque en el pecho. En mis vísceras,
poso mis ansias y muerdo el corazón sin arrancar la cobertura de seda de mi
cuerpo. En el vientre de mi sien, nace y brota la angustia, viperina avispa que
pica mis entrañas, visceral deseo. Eso sucede cuando te apartas, te agotas, te
evaporas en un mundo de sutil transparencia, de nubes rojas, de manantial
fogoso.
Te asemejas
tanto a mi pensamiento abstracto, dulce lúgubre alma del ocaso, que tu
fantasma, abismal tormenta, se incrusta, cual manto de amapola jadeante, en la
cornisa de mi piel. Y me rajan, y sangro por las esquinas, cuando mis piernas
sacuden las llamas dormidas de la aurora. Con el pie izquierdo, o el derecho,
me levanto en el cielo de los vivos, resucitando de dolor inerte, cual
existencia apaciguada con tu vista, tus eternas pupilas anochecidas de fuego.
Porque de todos, no sé cuál es realmente el muerto, si tú o yo."
Danna Merchán
Una prosa poética cautivante.Tanto se parecen que al final no se descifra quién habla de quién..fascinante.
ResponderEliminarSaludos desde el sur
Muchas gracias, Pudencio:) Un abrazo!
EliminarQue bonito texto! Me quedo por tu blog para seguir leyendote:)
ResponderEliminarMuchas gracias, Raquel :) Un abrazo, un placer que me leas!
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